Quiero hacer pipí, ¡pero no puedo!

 

 
 

Charlie, el gato persa y sus problemas urinarios

Sam Taylor, ex-residente de la FAB en la Universidad de Bristol informa sobre el caso de uno de sus pacientes favoritos.


He conocido unos 300 gatos durante mi estancia como residente de la FAB en el Centro Felino de la Universidad de Bristol. Aunque todos ellos son especiales, siempre hay alguno que destaca y Charlie se convirtió en uno de mis pacientes favoritos. Cuando conocí a Charlie, un persa macho castrado, tenía 2 años y nuestro primer encuentro fue realmente incómodo para él.

Charlie tiene un carácter dulce y amable y vive una vida de lujo junto a otros dos persas en una casa con una sala para ellos llena de juguetes y unos dueños que los adoran. A pesar de ello, se alteraba fácilmente por acontecimientos  tales como cambios en la casa, ruidos fuertes o si se quedaba solo, y este malestar parecía manifestarse como problemas urinarios.

Cuando lo conocí, Charlie ya había tenido varios episodios de cistitis (inflamación de la vejiga urinaria) y en uno de ellos incluso había sufrido una obstrucción. Decimos que un gato está obstruido cuando no puede en absoluto orinar. En general esto ocurre cuando hay algo que tapona la uretra, aunque también puede ser consecuencia de un espasmo uretral (la uretra “se cierra” debido al dolor que causa la inflamación de la vejiga urinaria e impide la emisión normal de orina). Suele afectar solamente a gatos machos, ya que la uretra de la gata tiene un diámetro mayor y es mucho más difícil que se obstruya. Obviamente, es algo terriblemente incómodo y doloroso, ya que la vejiga se llena demasiado. Cuando un gato se obstruye su vida corre peligro y requiere atención veterinaria inmediata.

Los propietarios  de Charlie habían visto sangre en su orina y el animal había estado orinando en distintos lugares de la casa, fuera de su bandeja. En conjunto, no veían a Charlie contento y estaban comprensiblemente angustiados porque él no mejoraba ¡y además sus alfombras estaban destrozadas!.
Charlie no estaba obstruido cuando se examinó, pero mostraba dolor al palparle la vejiga y estaba claramente incómodo, indicando posible cistitis. Iba con mucha frecuencia a  la bandeja y emitía solamente pequeñas cantidades de orina cada vez. Nuestra primera prioridad era  aliviar el dolor de Charlie, ya que en los gatos la cistitis es muy dolorosa (también en las personas). Cuando conseguimos que se encontrara mejor, empezamos a investigar si había alguna enfermedad subyacente que causara sus problemas urinarios.

Los resultados de los análisis de sangre fueron normales, así que decidimos examinar a fondo las vías urinarias de Charlie. La ecografía abdominal mostró que la pared de la vejiga estaba engrosada  y en ambos riñones tenía varios quistes llenos de líquido, compatibles con PKD (poliquistosis renal), una enfermedad renal hereditaria en gatos persas y sus cruces. El propietario de Charlie no sabía si sus padres habían sido testados de esta enfermedad, pero este hallazgo demostró que al menos uno de ellos era portador del gen anormal (haga clic aquí para obtener más información). Aunque este era un hallazgo preocupante, no creímos que esto fuera la causa de los problemas de Charlie, ya que no mostraba ningún signo de insuficiencia renal (que a menudo se produce cuando los quistes en los riñones se hacen más grandes), tales como beber más  de lo normal o pérdida  de peso, y su apetito era normal. Por lo tanto, seguimos  buscando otras razones para sus problemas.

Se tomó una muestra de orina, que mostró que la orina estaba muy concentrada y contenía sangre, pero no había indicios de infección. Se le hicieron también radiografías que no mostraron ningún problema en la uretra ni ninguna otra causa que justificara que Charlie tuviera  problemas para orinar. Las pruebas que se le realizaron excluyeron enfermedad subyacente, por lo que finalmente diagnosticamos que  Charlie sufría cistitis idiopática.

Sabemos que esta enfermedad está asociada con problemas de conducta, así que los propietarios de Charlie consultaron con un veterinario especialista en comportamiento para intentar determinar porqué Charlie se sentía estresado y  cómo se podía evitar ese estrés. Charlie estaba muy unido a su dueña y parecía incapaz de soportar que ella no estuviera  a su lado todo el tiempo. Había sido así desde que era un gatito, lo que indica que probablemente no aprendió de su mamá gata las suficientes "habilidades para la vida" como para sentirse seguro. De hecho nos enteramos de cuán estrechamente unido podía estar Charlie  a las personas cuando sufrió un brote de cistitis mientras estaba hospitalizado en nuestro Centro Felino, ¡ cuando su estudiante de veterinaria favorito terminó las prácticas y dejó el Centro!

Charlie parecía haber olvidado que él era un gato y tenía que aprender a vivir sin su propietario alrededor las 24 horas del día. El especialista en comportamiento y los propietarios de Charlie trabajaron muy duro para ayudarlo a aprender a lidiar con el estrés diario y después de unos meses parecía más relajado y los episodios de cistitis eran menos frecuentes. Junto con la terapia conductual  intentamos conseguir que la orina de Charlie fuera más diluida. Se le puso un bebedero de agua tipo fuente, se le alimentó exclusivamente con dieta húmeda (a la que se añadía también agua) ¡y se descubrió que de hecho le gustaba beber agua directamente de una jeringa! . Cuando volvimos a analizar su orina vimos que era mucho menos concentrada y no había rastro de sangre.

Durante los siguientes 12 meses, Charlie sufrió alguna recaída, pero conseguimos evitar una mayor obstrucción uretral mediante el uso de analgésicos y medicamentos para relajar la uretra y aumentando aún más su consumo de agua. También añadimos medicación para tratar de mejorar el revestimiento de la vejiga. Durante este tiempo monitoreamos su función renal con análisis de sangre y orina y  se repitió la ecografía.

Actualmente los riñones de Charlie no muestran evidencia de fallo y aunque los quistes de la PKD van aumentando de tamaño  poco a poco esperamos que tarden muchos años en ocasionarle problemas. Ahora es un gato feliz y sus propietarios incluso se atreven a ir de vacaciones y lo dejan con la familia (incluyendo perros), sin que vuelva a tener cistitis. A pesar de que he tenido que manipularlo y molestarlo muchas veces para realizarle las pruebas, Charlie no me tiene ningún rencor y siempre está contento de verme

 

Enfermedad del tracto urinario inferior felino - FLUTD

FLUTD  son las siglas en inglés de “Enfermedad del tracto urinario inferior felino” y es el término que se usa para describir los signos de problemas urinarios, como sangre en la orina o micción dificultosa. Otros signos comunes son el ir con mucha frecuencia a la bandeja pero eliminar sólo unas pocas gotas de orina. Algunos gatos orinan en lugares inapropiados porque asocian la bandeja con el dolor al orinar.

Aunque hay muchas enfermedades que pueden producir estos síntomas, en la mayoría de los casos, a pesar de las pruebas realizadas, no encontramos una causa y la enfermedad se denomina " cistitis idiopática". Sin embargo, en algunos casos se puede identificar la causa subyacente, como por ejemplo:

- Cálculos vesicales (hay que tener en cuenta que no es lo mismo que cristales  en la orina, que pueden verse en gatos sanos)
- Anormalidades anatómicas (el gato puede haber nacido con malformaciones del tracto urinario o haber sufrido lesiones en la uretra que hayan provocado  estrechamiento de la misma).
- Tumores del tracto urinario (son infrecuentes y además suelen afectar a gatos mayores, no a jóvenes)
- Lesiones traumáticas (lesiones en vejiga / uretra tras un accidente de tráfico, por ejemplo).
- Infección urinaria (tenga en cuenta que es muy poco común en los gatos en comparación con los perros y por lo general sólo se ve cuando el gato tiene una enfermedad que causa que su orina sea demasiado diluida, por ejemplo, enfermedad del riñón).

Si todos estos problemas se han descartado (como en el caso de Charlie, con análisis de sangre y orina, radiografías y ecografías), entonces el gato probablemente tiene cistitis idiopática.
 
Cistitis idiopática
Esta enfermedad afecta también a seres humanos y es el resultado de complejas interacciones entre los nervios de la vejiga, el estrés y la concentración de la orina. El resultado es que la pared de la vejiga se inflama, se engrosa y produce dolor. Se puede llegar a producir una obstrucción uretral, ya que de la pared vesical lesionada e inflamada se desprenden células y desechos que pueden formar un tapón y obstruir la estrecha uretra del gato macho. La micción es tan dolorosa que puede provocar espasmo uretral e impedir la salida de la orina sin que exista obstrucción física. Se trata de una situación realmente incómoda y dolorosa, así que es imprescindible aliviar el dolor cuando se trata a los gatos afectados. Aunque la mayoría de los gatos (si no están obstruidos) se recuperan en pocos días, el tratamiento está dirigido a prevenir nuevos episodios.

El tratamiento debe ser abordado desde todos los ángulos e incluye el tratamiento del dolor durante el episodio y la terapia conductual (modificación medioambiental), que implica la identificación de las posibles causas del estrés. Puede ser que el estrés está causado por la entrada de otros gatos en el hogar (pruebe  con una gatera que sólo se abra al identificar el chip de su gato), o por problemas con la bandeja de arena (hay que garantizar un número adecuado de bandejas, siempre muy limpias, probar arenas de otros tipos), o como en el caso de Charlie, terapia para reducir su estrés y la dependencia de sus dueños. La consulta con un veterinario especialista en comportamiento  es muy útil para "pensar como un gato” y poder identificar y prevenir el estrés. Podemos también tratar de cambiar las características de la orina para reducir su concentración (cambio a dieta húmeda, agregar agua a la comida, usar fuentes de agua). Otros tratamientos tratan de mejorar la capa mucosa de la vejiga, para proteger los nervios sensibles de la pared.

La cistitis idiopática puede ser muy frustrante para el dueño y el veterinario implicado, pero con el tratamiento adecuado (médico y comportamental) no tiene por qué convertirse en un problema permanente.

Si nota que su gato tiene problemas para orinar consulte a su veterinario inmediatamente, ya que una vejiga obstruida  requiere tratamiento de emergencia.

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