Efermedades en los oídos

 
 

La mayoría de los animales pueden sufrir enfermedades en los oídos, y los gatos no son una excepción. La mayoría de la gente conoce las “otitis”, pero este término no alude a una enfermedad específica, sino que engloba  cualquier problema del oído.  Es necesario un correcto diagnóstico para que el tratamiento sea eficaz. Para comprender algunos de estos problemas es imprescindible conocer la anatomía del oído.

Muchas veces se piensa en los oídos únicamente como en los dos apéndices claramente visibles a ambos lados de la cabeza que rodean un agujero que desaparece en alguna cavidad misteriosa del cráneo; pero en realidad estas partes visibles son las menos importantes. El oído se divide en tres porciones: externa, media e interna.

Oído externo
Comprende las partes del oído que se encuentran entre la punta de la oreja y el tímpano o membrana timpánica. El pabellón auricular (pinna) es generalmente erecto en el gato,  y comprende una placa cartilaginosa que es ligeramente convexa en su parte exterior y cóncava en el interior; este cartílago está cubierto por piel provista de pelo corto en la superficie exterior y en el interior por una fina piel firmemente adherida al cartílago, con pelo únicamente en la periferia.

El canal vertical normal  tiene muy poco pelo, color rosa pálido, no suele apreciarse cera ni suciedad y su apariencia es brillante pero no húmeda. La cera es de color marrón oscuro y si hay mucha cantidad puede ser fácilmente confundida por el propietario con sangre seca.
 
Al contrario de lo que ocurre con algunas razas de perros, los criadores de gatos no han seleccionado razas  con implantación anómala de las orejas (a excepción del Scottish Fold); los pabellones auriculares son erectos, con lo que los problemas derivados, por ejemplo, de una mala ventilación, no se dan en el gato. El tímpano se encuentra a casi 1 cm de distancia del final del canal vertical, con lo que es improbable que pueda dañarse con los métodos de limpieza habituales. Sin embargo, por ese mismo motivo el drenaje es pobre y las secreciones  se pueden acumular y necesitar cirugía para su tratamiento en un pequeño porcentaje de gatos.

El revestimiento normal del pabellón auricular es simplemente la prolongación de la piel, incluyendo unos pocos folículos pilosos y glándulas sebáceas. Hay algunas glándulas ceruminosas, que en ocasiones aumentan su secreción y pueden dar lugar a problemas. Esta piel está firmemente adherida al cartílago subyacente y  sólo posee una delgada capa de tejido, aunque en enfermedades crónicas puede llegar a estar muy engrosado.

La siguiente parte es el conducto auditivo, que es vertical cuando abandona el pabellón, mide unos 1.5 cm de longitud y normalmente está cubierto por fina piel casi sin pelo, que tiene una apariencia  cérea. Presenta  numerosos pliegues y surcos, sobre todo en su parte superior, que juegan un papel importante cuando se produce enfermedad del oído externo. La parte más profunda del conducto auditivo externo se va transformando en un estructura tubular y después forma casi un ángulo recto para convertirse en el conducto auditivo horizontal (entre 0.75 y 1 cm), que termina en el tímpano. Este es el límite del oído externo.

Oído Medio 
Comprende la cavidad timpánica, limitada externamente por el tímpano, y que contiene la cadena de huesecillos con los sugerentes nombres de estribo, yunque y martillo.

Oído interno
El oído interno está incluido en el hueso petroso temporal y contiene los delicados órganos de la audición y equilibrio, incluidos los canales semicirculares (equilibrio) y el órgano de Corti (audición). Es este último el que está defectuoso en la sordera congénita de algunos gatos blancos.

Problemas óticos
Sólo la porción vertical del conducto auditivo externo se puede examinar visualmente, aunque la porción más profunda puede visualizarse con ayuda de un otoscopio. El canal horizontal y el tímpano normalmente sólo se pueden ver bajo anestesia, modificando los ángulos mediante la tracción del pabellón; esto lo debe hacer exclusivamente el veterinario. 

En los felinos las enfermedades óticas más comunes son las del oído externo.  

Pabellones auriculares 
Heridas: La mayoría ocurren por mordiscos de otros gatos y por tanto casi siempre están infectadas. Aunque a veces curan espontáneamente, recomendamos consultar al veterinario, ya que en la mayoría de los casos es recomendable un tratamiento con antibióticos. Debido a que las heridas que atraviesan el cartílago o están próximas al mismo pueden tardar en curar, se recomienda un tratamiento lo más temprano posible.

Hematoma: Un hematoma es una ampolla llena de sangre y se produce por la rotura de de un pequeño vaso sanguíneo que resulta en hemorragia entre la piel y el cartílago, normalmente en la zona cóncava interna del oído.  Esta ruptura suele deberse a un rascado violento, por ejemplo cuando el gato tiene mucho picor por infección por el ácaro del oído,  Otodectes.

La lesión se detecta de forma aguda y es obvio que se ha desarrollado muy deprisa. Son  evidentes la hinchazón de la oreja y el malestar del gato, nada conforme con el nuevo peso de su anteriormente liviana oreja; la cabeza puede estar inclinada y la oreja caída, el animal puede sacudir la cabeza y echar la oreja hacia atrás, e incluso puede inclinar la cabeza hacia el lado afectado; más que dolorosa, se trata de una lesión muy molesta para  el animal.

En cuanto al tratamiento, se deben considerar tanto el hematoma en sí mismo como la causa subyacente, que hay que identificar y  tratar. Si no se interviene, la sangre se separará en suero y coágulo y en el plazo de 10 días a 6 semanas será reabsorbida y desaparecerá. Por desgracia, el proceso de cicatrización conlleva la deformación del pabellón, que resulta en una oreja con forma de coliflor. Pueden intentarse varias técnicas quirúrgicas para extraer la sangre del coágulo, pero no siempre tienen éxito en prevenir la deformación del pabellón.

Dermatitis solar: Es debida a la exposición al sol y ocurre casi siempre en gatos de orejas blancas o de color muy claro. Al principio puede parecer simplemente enrojecida y descamada, pero al progresar la enfermedad aparecen úlceras y costras, sobre todo en la punta de las orejas. Al gato le molesta, y puede sacudir la cabeza y sangrar. En casos graves, puede desarrollarse en la zona un tumor maligno (carcinoma de células escamosas). La mejor prevención es evitar el sol en las horas de máxima intensidad. Una vez desarrollada la enfermedad, el tratamiento de elección es la amputación quirúrgica. El resultado final es estéticamente aceptable y no tiene efectos negativos sobre el gato.  

Sarna sarcóptica: Puede causar pérdida de pelo en la superficie convexa del pabellón y zonas circundantes, y normalmente es muy pruriginosa. Necesita tratamiento veterinario. 

Otros parásitos que afectan los oídos: El ácaro de las cosechas, Trombicula autumnalis, puede ser un problema estacional, siendo el otoño la época en que la forma larvaria del parásito infesta al gato. La larva es visible como una punta de alfiler anaranjada en los oídos, cara y patas de los gatos afectados. Puede originar irritación local. El tratamiento consiste en spray antiparasitarios, y si el picor es severo, puede darse un tratamiento corto con glucocorticoides.  

La pulga del conejo, Spilopsyllus cuniculi, también se ha encontrado en las orejas de los gatos ¡un  trofeo inesperado tras una incursión de caza El tratamiento es el mismo que para las especies de Trombicula.

Enfermedad cutánea autoinmune: Esta es una enfermedad cutánea muy rara que ocasiona lesiones costrosas de los pabellones auriculares y almohadillas plantares. Pida consejo a su veterinario.

El canal vertical
Otitis parasitaria: Esta es, con mucho, la enfermedad ótica más frecuente  y puede afectar a cualquier gato, independientemente de lo bien cuidado que esté. El parásito causante es  Otodectes cynotis, un ácaro de la sarna, y son visibles a simple vista como puntitos blanquecinos, a menudo moviéndose activamente. Estos parásitos se encuentran en grandes cantidades en los oídos, incluso en gatitos. El ciclo completo dura unas 3 semanas y transcurre en el oído desde la puesta de los huevos hasta la muerte de los adultos. Se cree que los parásitos pueden vivir entre 10 y 20 días fuera del hospedador. El conocer bien el ciclo del parásito es esencial para poder tratarlo adecuadamente.

Otodectes es un ácaro particularmente difícil de eliminar, y en su tratamiento hay que utilizar un producto que mate al parásito rápidamente y, no menos importante, que no dañe ni irrite los tejidos del hospedador. Si no se trata pueden darse complicaciones como infecciones secundarias, hematoma debido al rascado, o engrosamiento crónico del epitelio ótico.

El tratamiento debe dirigirse a eliminar los ácaros y regenerar el epitelio.
Se debe efectuar una limpieza a fondo del oído (sin olvidar los pliegues del canal vertical), pero con delicadeza, usando bastoncillos o torundas de algodón impregnados en un líquido específico para este uso, para eliminar  los parásitos y sus residuos  Pueden ser necesarios entre 10 y 12 bastoncillos para limpiar en profundidad un oído afectado. Hay que hacerlo con suavidad para evitar dañar el oído. Si el propietario no sabe cómo hacerlo, o no se atreve, es preferible llevarlo al veterinario para que sea éste el que se encargue de ello.  En cuanto al producto limpiador, lo mejor es pedir consejo al veterinario.

La limpieza diaria no es recomendable, ya que puede irritar excesivamente el oído y lesionarlo aún más; en casos graves se aconseja tratar cada  4-5 días en 3 ó 4 ocasiones, y después semanalmente o cada 10 días. Los casos leves pueden tratarse semanalmente desde el principio. En cualquier caso, el tratamiento debe llevarse a cabo durante un mínimo de 21 días (preferiblemente 28). Esta  pauta de tratamiento nos asegura la eliminación de todas las larvas o ninfas que hayan podido nacer de los huevos de los ácaros antes de que alcancen la madurez sexual y puedan, a su vez, reproducirse. 

También se recomienda aplicar al gato un producto insecticida para eliminar los posibles parásitos que se encuentren fuera del oído. Algunos gatos salivan (¿babean?) mucho durante el proceso de limpieza (a veces incluso antes de que empecemos a hacerlo), debido al nerviosismo. El tratamiento suele provocar sequedad del oído, así que tras su finalización es recomendable utilizar semanalmente un producto emoliente específico,  que además parece tener algún efecto en prevenir la reinfestación. Es necesario tratar todos los animales de la casa, ya que los ácaros se contagian con mucha facilidad.

Otitis supurativa: En los oídos de gatitos y gatos adultos pueden producirse infecciones bacterianas purulentas como enfermedad primaria (sobre todo en gatitos) y también como complicación secundaria a una otitis por Otodectes. En cualquier caso, el tratamiento lo debe llevar a cabo un veterinario porque va a necesitar el uso de antibióticos. Los gatitos afectados están clínicamente enfermos y tristes, el pus puede incluso salir del pabellón auditivo y mojar la piel y el pelo. La infección primaria en gatitos es muy dolorosa, puede llegar a ser grave, y necesita atención médica urgente.  

El canal horizontal 
Obviamente las enfermedades del canal vertical ya mencionadas no se detienen necesariamente a nivel del cartílago anular; a menudo pueden sobrepasarlo y afectar la porción horizontal. No se debe intentar la limpieza de  esta parte ya que se necesita un conocimiento de la anatomía de la zona para hacerlo con seguridad y en profundidad.
Hay un tumor que es específico en el gato, un carcinoma de las glándulas ceruminosas, que se origina a este nivel (casi siempre cerca del tímpano) y puede extenderse a otras partes del organismo. Puede verse durante el examen otoscópico si protruye hacia la porción vertical.

Enfermedad del oído medio 
Dado que el equilibrio se ve a menudo afectado en los casos de enfermedad del oído medio, y que el órgano del equilibrio está situado en el oído interno, deberíamos hablar de enfermedad de oído interno también en este apartado. Normalmente se debe a infección bacteriana y a menudo va asociada  a otitis externa en el perro, pero no así en el gato.

La enfermedad del oído medio a menudo se da en gatos que tienen un oído externo perfectamente normal, de modo que no se debe descartar por el hecho de que no haya secreción visible. Esta situación se conoce como otitis media oculta. Se ha sugerido que la infección puede alcanzar el oído medio a través de la trompa de Eustaquio, que conecta la faringe y la bulla timpánica, dado que se ha encontrado  Pasteurella multocida en algunos casos de otitis media y este organismo puede aislarse del 94% de las gargantas felinas.

Los signos incluyen dificultades en mantener el equilibrio, balanceo del cuerpo y tropiezos, tendencia a andar en círculos,  inclinación de la cabeza…. Al no haber signos externos de infección, puede ser difícil establecer un diagnóstico, ya que el tímpano suele estar intacto y el pus, en todo caso, es de consistencia semisólida. El examen radiográfico puede ser útil para el diagnóstico.

El tratamiento no es sencillo, ya que la aplicación de antibióticos por las rutas habituales no siempre es eficaz. Se debe irrigar la bulla e introducir los antibióticos, lo que debe realizar un cirujano, e incluso en los casos en que el tratamiento tiene éxito la cabeza puede quedar ladeada de forma permanente.

Resección del conducto auditivo 
Ocasionalmente es necesario realizar esta operación en casos de enfermedad de oído externo que han producido de forma crónica un engrosamiento del conducto, o bien en casos de tumores de la porción horizontal. La operación se realiza con el fin de eliminar el tumor, si es el caso, o liberar las paredes del conducto auditivo de la continua fricción y  permitir el drenaje.

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