PIF actualizacion y pautas para manejar situaciones dificiles

 
 

Presentado por el Prof. T. Gruffydd-Jones (Universidad de Bristol) en la FAB Breeders Conference en Marzo de 2003

¿Qué sabemos ahora sobre los coronavirus y su papel en la patogenia de la Peritonitis Infecciosa Felina (PIF)?

La relación entre los diferentes coronavirus, en especial entre el Coronavirus Entérico Felino y el Virus de la Peritonitis Infecciosa Felina, ha sido objeto de una considerable confusión durante algún tiempo. Sin embargo, recientes estudios de diferentes aislados virales han ayudado a aclarar las relaciones entre las cepas de coronavirus. Los siguientes datos no tienen un estricto valor académico, pero poseen una considerable relevancia práctica para el desarrollo de test diagnósticos, descubrir la patogenia del PIF, conocer el origen de la enfermedad y cómo podría controlarse.

Coronavirus felinos

Los Coronavirus Felinos pueden ser clasificados según su:

  • Serotipo
  • Biotipo

La forma de Coronavirus Entérico Felino es muy común, y vive en el intestino de muchos gatos aparentemente sanos. Este virus es capaz de mutar con mucha facilidad y, sólo ocasionalmente, la mutación permite al virus salir del intestino, diseminarse a través del organismo y desarrollar un PIF.

Se piensa que hay un gran número de factores que influyen en la velocidad de mutación del Coronavirus felino dentro de cada gato, y por consiguiente en el riesgo de desarrollar PIF:

  • Número de gatos en el hábitat
  • Estrés
  • Edad
  • Sistema inmune comprometido
  • Factores genéticos
  • Inmunidad frente al Coronavirus

Si comparamos los aislados de Coronavirus felinos obtenidos a partir de gatos que han desarrollado PIF en el mismo hábitat durante el mismo periodo de tiempo, se observan diferencias genéticas significativas, lo cual sugiere que dichas diferencias provienen de mutaciones distintas de un mismo coronavirus común.

La clave se encuentra en pensar en términos de infección por coronavirus felino en general; las diferencias de aislados, biotipos, etc. no tienen demasiada importancia desde el punto de vista práctico.

Diagnóstico de PIF

El diagnóstico de PIF sigue siendo un reto. No existen pruebas definitivas que identifiquen la infección con un biotipo vírico particular. Por lo tanto, el diagnóstico suele realizarse basándose en varias pruebas que van aproximando cada vez con más certeza la sospecha de PIF.

La sospecha inicial de PIF suele basarse en un primer momento en los hallazgos obtenidos en la historia y el examen clínico derivados de una primera consulta, los cuales conducen a una investigación diagnóstica consecuente. Aproximadamente el 75% de los gatos con PIF padecen derrames y el análisis del líquido de la efusión es de gran utilidad diagnóstica. El líquido es clásicamente de color pajizo y muy proteico, lo cual le proporciona un tacto pegajoso y con frecuencia tiende a coagularse. Sin embargo, los líquidos de PIF también pueden ser relativamente incoloros y muy poco densos. El análisis del contenido en proteínas y globulinas del líquido es uno de los test más útiles para el diagnóstico de PIF, especialmente por su valor predictivo negativo. El líquido ascítico de PIF posee un nivel de proteínas totales que se sitúa casi invariablemente por encima de 35 gr/l, con al menos el 50% de globulinas. El contenido en células de los derrames de PIF es muy variable, pero el contaje celular suele ser bajo. El tipo celular suele ser inflamatorio mixto, sobre todo a base de linfocitos, neutrófilos y macrófagos.

La enfermedad asociada a ascitis que más frecuentemente puede confundirse con el PIF (con presencia o no de ictericia) es la colangitis linfocítica, la cual puede provocar una ascitis de características muy similares a aquella que se asocia al PIF, unido a cambios hematológicos muy similares. Las radiografías torácicas pueden ser de gran ayuda para diferenciar ambas enfermedades. En la colangitis linfocítica no se produce derrame pleural, mientras que el 25% de los casos de PIF con ascitis llevan asociado derrame en el tórax. La acumulación de líquido pericárdico es raro en casos de PIF, pero si aparece refuerza el diagnóstico de esta enfermedad. Sólo el 10% de casos de PIF efusivo cursan exclusivamente con derrame pleural.

Los hallazgos clínicos de la forma no efusiva del PIF son mucho más variables y suelen suponer un reto diagnóstico mayor. Los órganos más frecuentemente afectados en estos casos son el SNC y el ojo. En contra de lo que se suele pensar, el riñón es un órgano raramente afectado en esta forma de PIF.

No existe una diferenciación clara entre la forma efusiva y la no efusiva del PIF, y a veces se solapan ambas formas. Hasta un 50% de los casos de PIF predominantemente no efusivo se presentan con algún acúmulo de líquido, aunque sea de forma subclínica. Es de gran utilidad diagnóstica buscar este líquido mediante técnicas de diagnóstico por imagen y analizarlo.

Es muy importante ser conscientes del valor de la serología frente a Coronavirus en el diagnóstico. La serología de Coronavirus no tiene ni más ni menos valor que otras pruebas dentro del protocolo diagnóstico. Un título de anticuerpos positivo no significa más que el gato ha estado expuesto a Coronavirus, lo cual es muy frecuente, sobre todo en gatos de raza. Sin embargo, si el título de anticuerpos es muy alto aumenta la sospecha de PIF.

Se han estudiado varios tipos de test con la finalidad de diferenciar la infección con virus PIF (el biotipo), pero ninguno ha funcionado.

No existe una diferencia consistente entre los biotipos de Coronavirus mínimamente patógenos y aquellos que inducen PIF.

La histopatología se sigue considerando como la única prueba definitiva de diagnóstico de PIF, con el inconveniente de que en la mayoría de los casos no puede realizarse ante-mortem.

Vacunación frente a PIF

Existe una vacuna producida por Pfizer (Primucell®) que se comercializa desde hace algunos años en España, EEUU y otros países europeos (no en Reino Unido).

Surgen algunos problemas inherentes a la hora de fabricar una vacuna efectiva frente a PIF. En el PIF sucede el fenómeno de la Potenciación Dependiente de los Anticuerpos (PDA). Los anticuerpos no protegen, y además pueden tener una importante contribución en la patogenia de la enfermedad, en especial en los casos efusivos. La mutación del virus permite la infección de los macrófagos y esto se cree que supone un factor crucial, que desencadena la diseminación del virus por todo el organismo y el desarrollo de la enfermedad. Todo este proceso podría aportar al virus alguna protección que le permite evadirse del sistema inmune del gato.

Primucell® contiene un Coronavirus mutado sensible a la temperatura que se administra por vía intranasal. El propósito de esta vacuna es inducir una respuesta inmune local mediada por células en la mucosa nasal. Existe una considerable controversia acerca de esta vacuna. Diferentes estudios han demostrado resultados de eficacia muy variables en la protección contra la enfermedad, tanto en condiciones experimentales como en estudios de campo.

Los fabricantes de la vacuna comunicaron una fracción de protección de cerca del 65% en un estudio experimental donde se usaron desafíos tanto autólogos como heterólogos. En otro estudio experimental se observó una fracción de protección del 80% (Hoskins et al. 1994), pero hay estudios publicados donde se vieron fracciones protectoras tan bajas como el 33% (cott et al. 1992) o incluso no se observó protección alguna frente a la enfermedad (McCardle et al. 1995, Scott et al. 1992).

Los estudios sobre la eficacia de la protección en condiciones de campo también han sido contradictorias. Se consiguió una fracción de protección del 75% cuando se usó en un albergue felino muy grande en EEUU (Postorino, Reeves, 1995). Diversos estudios en Europa publicados por Fehr y colaboradores (Fehr et al, 1995) mostraban una fracción protectora del 70% cuando la vacuna fue utilizado en una colonia de gatos caseros sin raza, pero ellos mismos no encontraron ningún tipo de protección cuando la usaron en colonias de gatos Persas con pedigree.

También han surgido dudas acerca de la seguridad de la vacuna y la posibilidad de que la vacunación potencie la enfermedad, en una patología en la que se ha demostrado el fenómeno de la PDA. Los resultados de los estudios de Scott apoyan esta teoría tras el uso de Primucell®, si bien las conclusiones de otros estudios contradicen esta conclusión.

Los serotipos del Tipo II de Coronavirus felino son más fáciles de cultivar y son más frecuentes en EEUU, mientras que en Europa el biotipo que predomina es el Tipo I. Por ello la eficacia de una vacuna frente a las cepas de campo estadounidenses no necesariamente predice una eficacia similar en Europa.

Primucell® está aprobada para su uso a partir de las 16 semanas de edad en EEUU. Esto supone, además de lo ya expuesto, una importante limitación , ya que la mayoría de las infecciones por coronavirus felinos, al menos en colonias de gatos de raza, provienen de la madre y suceden a edades muy tempranas, antes de las 16 semanas.

Control del PIF

El asunto primordial para los criadores es el control del PIF después de que se haya detectado un caso de la enfermedad dentro de su criadero. Esto no es sencillo, ya que no existe un protocolo efectivo y práctico que esté generalmente aceptado para lograr este control ( sí ocurre con otras enfermedades infecciosas felinas como los virus respiratorios o el FeLV).

Los coronavirus son muy infecciosos. Poseen poca resistencia en el medio ambiente, pero pueden sobrevivir durante semanas en condiciones idóneas. La infección suele producirse por contacto con un gato infectado a través de la ruta oro-fecal. Todos los gatos de una misma casa probablemente estén infectados con coronavirus felino cuando surge un caso de PIF, a no ser que estuvieran estrictamente separados. El análisis serológico de título de coronavirus ha mostrado una prevalencia del 90% en casas con múltiples gatos. Considerando el total de la población felina, la prevalencia de títulos positivos frente a coronavirus es de hasta el 40%.

Esto demuestra no sólo que la infección por coronavirus felino es muy común entre los gatos, sino también que esta amplia prevalencia de títulos positivos complica su interpretación en casos individuales. Aunque la infección por coronavirus felino es muy frecuente, la prevalencia de PIF es baja, y probablemente menor de un 1% en toda la población felina. En colonias de gatos con un problema aparentemente endémico de PIF, la prevalencia suele ser menor del 5%, aunque ocasionalmente puede ser mayor del 10% y sólo en casos excepcionales puede exceder el 30%.

El PIF es generalmente un problema esporádico, aunque ocasionalmente aparece un grupo de casos dentro de la misma colonia. Algunas veces se afectan de PIF la mayoría o todos los gatitos de un mismo criadero en un corto periodo de tiempo. Se presumía que el contagio lateral (horizontal) de una misma cepa de coronavirus (biotipo) que había aumentado su patogenicidad mediante una mutación en un gato era el causante de un mismo grupo de casos. Sin embargo, estudios recientes han comparado la secuencia genética de coronavirus aislados de diferentes gatos de un mismo brote de PIF, algunas del mismo criadero, y han demostrado que son diferentes y no siempre muestran la misma mutación, aunque los diferentes aislados podrían derivar del mismo biotipo entérico “común” no patógeno. Ello sugiere que existen bastantes factores, como la estructura genética, la superpoblación, etc. que incrementan las posibilidades de mutación y que explicarían los brotes de la enfermedad en una misma población.

Se han descrito diferentes estrategias de control:

  • Establecer una colonia libre de PIF
  • Destete precoz
  • Reducir los factores de riesgo

Establecer una colonia libre de PIF

La única manera de asegurar que una colonia de gatos no desarrollará PIF es garantizando que permanece libre de individuos infectados por coronavirus felino. El mayor inconveniente de esta estrategia es la dificultad y el esfuerzo que requiere el obtener éxito a la hora de conseguir el estatus “libre de coronavirus” y mantenerlo.

Una opción que se sugiere a veces para lograr el estatus “libre de coronavirus” se basa en asumir que, si un grupo de gatos se mantiene estable, la infección por coronavirus se irá extinguiendo y esto podremos demostrarlo mediante la monitorización de los títulos de anticuerpos, los cuales progresivamente declinarán. Sin embargo, existen algunos errores en esta teoría. Generalmente se acepta que es imposible eliminar la infección si hay más de 4 a 6 gatos dentro de la misma colonia. Además, hay muchos datos que sugieren que las variaciones en los títulos de anticuerpos frente a coronavirus tienen un valor predictivo muy pobre respecto al estatus de la infección y a la posibilidad de desarrollar PIF. Se conoce poco acerca del estado de portador frente a coronavirus, y la mayoría de los estudios realizados se basan en aislados del tipo II, los cuales no tienen por qué reflejar la epidemiología del tipo I, mucho más frecuente de forma natural.

Destete precoz

Probablemente sea la madre la fuente de contagio más importante para los cachorros. Si la madre posee anticuerpos frente a coronavirus, conferirá inmunidad maternal derivada a sus crías hasta las cinco o seis semanas de edad. Si los gatitos se destetan antes y se aislan de cualquier gato que pueda contaminarle potencialmente un coronavirus, se podrán mantener libres de coronavirus. El éxito de esta estrategia se basa en un aislamiento estricto y evitar la contaminación cruzada. Algunos criadores lo han utilizado para conseguir un grupo de gatos libres de coronavirus dentro del criadero con los que criar, aunque insistimos nuevamente en que el éxito de esta medida depende totalmente de la protección contra la exposición a coronavirus en el futuro. Esta estrategia de mantener gatitos que han sido destetados precozmente para aislarse puede también usarse para permitir a los criadores revender cachorros en la confianza de que están libres de coronavirus y no pueden actuar como introductores de la infección en la nueva colonia donde vayan a vivir. Los cachorros que se mantengan dentro de la colonia, tendrán que reintroducirse en el grupo principal, pero retrasándolo hasta que sean suficientemente mayores como para que su sistema inmune esté maduro y hayan pasado algunos de los estrés de la primera infancia (como la vacunación). Estas medidas reducen las probabilidades de que estos gatos padezcan PIF en el futuro.

Este método tiene la ventaja adicional de contribuir al control de otros agentes infecciosos, en especial los virus respiratorios. El principal inconveniente serían los potenciales problemas de socialización que puede generar en los gatitos y el potencial incremento de alteraciones de comportamiento que pueden surgir.

Reducir los factores de riesgo

Este es el planteamiento que adoptan la mayoría de los criadores tras haber sufrido un caso de PIF.

Normalmente se recomienda que se paralice la reproducción durante entre 6 y 9 meses tras un caso de PIF.

Las recomendaciones que deben darse para reducir el riesgo de PIF son:

  • Restringir el número y frecuencia de camadas de gatitos
  • Segregar los gatos en grupos pequeños y estables
  • Descartar para la reproducción a los individuos/líneas que producen casos de PIF
  • Evitar las situaciones de estrés múltiples y concurrentes
  • Realojar
  • Amamantar
  • Vacunar
  • Esterilizar
  • Asegurar unas condiciones de buena salud para evitar enfermedades
  • Mantener un alto grado de higiene, con atención particular a las bandejas de heces y los comederos
  • Considerar medidas de aislamiento y/o destete precoz

La serología tiene un valor diagnóstico cuestionable. No hay una evidencia cierta de que pueda ayudar a predecir el riesgo de desarrollar PIF ó de excretar coronavirus. Otros gatos de la misma casa en la que haya habido algún caso de PIF casi seguro que darán seropositivo.

 

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