GATOS Y ESTRÉS

 

 
 

Como nosotros, los gatos sufren por un exceso de estrés. Cuanto estrés es demasiado dependerá de multitud de factores: la “inmunización” al estrés del gato, recibido mientras era gatito, las estrategias que el gato ha aprendido como resultado de este proceso, y la duración y naturaleza del estresante.

¿Qué es estresante para un gato?
Es interesante constatar que casi todos los desencadenantes que pueden causar o exacerbar el estrés en el gato son de origen ambiental. Estos desencadenantes ambientales pueden provocar en el gato una reacción emocional, afectando su carácter y ocasionalmente su salud.

Por mi experiencia sé que los estresantes más comunes para los gatos son aquellos que parecen amenazar sus recursos, particularmente aquellos que lo hacen dentro de la seguridad de sus hogares. La amenaza de otro gato entrando en su cubil, un bebe recién llegado, un perrito e incluso obreros, pueden desencadenar una reacción psicológica intensa en algunos gatos sensibles. Esta situación puede ser muy difícil de rectificar, particularmente en aquellos casos donde el estresante es permanente.

¿Cómo demuestran ellos el estrés?
A diferencia de los humanos, los gatos no son capaces de expresar un estado emocional  a través del lenguaje o la expresión facial. En su lugar, nos revelan sus sentimientos de distintas formas que pueden resultar angustiantes, si no desagradables para sus dueños.

A corto plazo los gatos bajo presión o angustiados pueden demostrar sus sentimientos incrementando aquellas actividades que les hacen sentir más seguros. Algunos gatos pueden empezar a ser más pegajosos, por ejemplo, o pueden frotarse en los muebles o en sus dueños con más frecuencia. Los gatos que han tenido un trauma fuera de casa pueden elegir quedarse dentro más tiempo, mientras que si la causa del estrés está en casa tenderán a prolongar sus periodos en el exterior.

Si el estrés no disminuye, los gatos pueden incrementar su comportamiento de marcaje de forma espantosa. Arañan, orinan y defecan en sitios fuera de lugar y con la intención de que el dueño se de cuenta. Estos métodos los utilizan para recuperar una tranquilidad que antes habían saboreado en casa, mientras que irse de casa puede ser la única opción que le quede al gato que no puede hacer frente al estrés del interior de su guarida.

Ocasionalmente, en nuestra clínica de comportamiento, vemos gatos que están tan sumamente superados por la ansiedad o el estrés que simplemente se han cansado de luchar o huir de esta situación, y se vuelve pasivos e indiferentes. Este tipo de impotencia aprendida y extrema por suerte es rara, pero puede significar que el gato no desee acicalarse más, que pierda el interés por la comida y que permanezca casi inmóvil durante grandes períodos de tiempo. Salvando las distancias, estas situaciones se parecen mucho a los síntomas de la depresión clínica severa que sufrimos los humanos, dónde cualquier tipo de actividad es suprimida y poco gratificante.

A la larga, el estrés ha demostrado que incrementa el riesgo de padecer enfermedades. Los animales y las personas que están sufriendo de estrés crónico que no se resuelve, pueden padecer una bajada de defensas mientras el cuerpo lucha por adaptarse al hecho de estar sometido a una amenaza constante. Así pues, infecciones y enfermedades digestivas son muy comunes en animales estresados y parece promover un ciclo vicioso de enfermedad, fatiga y como consecuencia la incapacidad para superar el problema emocional que causa la debilidad física inicial.

¿Qué podemos hacer para prevenir el estrés?
Muchos ejemplos en el comportamiento humano y de otras especies sugieren que aquellos animales que han experimentado y resuelto situaciones de estrés de bajo grado de jóvenes, sobrellevan mejor el estrés cuando son adultos. Esto es debido a que durante las primeras semanas de vida se aprenden estrategias que conllevan una ligera desensibilización a los efectos del estrés. Estas serán aplicadas en situaciones similares en un futuro. El período durante el cual los gatos aprenden a manejar el estrés sin excesiva ansiedad es ciertamente muy temprano –entre las dos y las siete semanas de vida- Esto significa que un ambiente poco estimulante dejará al gatito con muy pocos mecanismos de defensa emocionales. Sin importar lo bien cuidado que haya podido estar durante este período. Lo ideal sería que todos los gatitos fueran manejados por tantas personas diferentes como fuera posible durante estas semanas tan esenciales. Alterar su entorno para permitir a los gatitos aprender por si mismos es algo también esencial. Aquellos gatitos que han tenido la oportunidad de familiarizarse con las visiones caóticas, sonidos y aromas de una casa tendrán una importante ventaja. Permitir a los gatitos encontrarse y mezclarse con perros amistosos, niños y todo tipo de gente, generará una “inmunización contra el estrés” para protegerlos en el futuro.

¿Cómo saber si su gato sufre de hiperapego?
Los cambios de comportamiento repentinos deben ser comentados a vuestro veterinario, ya que él os indicará si se trata de un problema clínico que necesita ser investigado.
           
Sin embargo, una vez que esta posibilidad es descartada, el siguiente paso es buscar signos de estrés. Pregúntese cuándo empezó el gato a comportarse de un modo distinto. ¿Coincidió con algún suceso inusual en casa? Para algunos gatos híperapegados, incluso una breve ausencia del propietario puede ser traumática. Esto puede convertir las vacaciones en una pesadilla, y la presencia de un extraño en casa (no importa de que tipo) para alimentarlo y cuidar de él no ayuda demasiado.      

¿Qué podemos hacer para aliviar este estrés?
Naturalmente, la respuesta fácil es decir que debemos identificar la causa del estrés y eliminarla. Sin embargo, es más fácil decirlo que hacerlo. Gateras magnéticas pueden ayudar a reducir el riesgo de gatos intrusos, aunque algunos dueños prefieren quitar las gateras actuando de guardaespaldas de su gato y controlar manualmente las entradas y salidas del minino. Ofrecer más recursos, cómo proporcionar escondrijos lejos de los estresantes permanentes como son los niños y los perros suele funcionar. Igualmente, llevarse al animal de un ambiente con estresantes temporales como son obras en el edificio suele dar resultado. Irónicamente, para el gato con hiperapego una buena guardería puede ser mejor opción para su cuidado durante nuestras vacaciones, debido probablemente a que un cambio total genera menos impacto al gato que la obvia ausencia del dueño.

En general, la preocupación por su gato es la clave. Aquellos que disfrutan de una relación cercana y solícita con su gato a menudo detectan los primeros estadios de los efectos del estrés, pudiendo prevenir la angustia, antes que se haya producido un daño mayor.

 

                                                                            

 

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