Gatos y Bebés

 
 

Preparando a tu gato para la llegada de un bebé.

Para muchos dueños, su gato representa uno más en casa, y como cualquier otro miembro de la familia tiene un acceso igual que los demás a todos los beneficios de un hogar. En términos felinos, esto incluye la atención humana, que generalmente es ofrecida “a demanda” por cualquiera que esté en casa en ese momento.

No es nada raro que una mascota sea alimentada e incluso consentida, volviéndose así el bebé de la familia. Esto es aceptable si se adapta al temperamento del  gato y del resto de la familia involucrada, pero los  problemas suelen llegar cuando aparece en escena un bebé de verdad en casa.

Los problemas pueden ser importantes si el gato apenas ha tenido experiencias con niños o incluso estas han sido negativas, sobretodo durante el importante periodo de socialización del gatito entre las dos y las siete semanas de vida. Muchos de nosotros cogemos a nuestros gatos cuando ya han pasado este período y no hemos podido presentar, durante estos momentos de socialización, niños al gatito. Aunque no es imposible recuperar este déficit de experiencia temprana en momentos posteriores de la vida del gato, deberíamos tomar ciertas precauciones y planear la llegada del bebé de forma anticipada.

No sabemos a priori como va a responder un gato en concreto a la introducción de un niño y su respuesta dependerá de diferentes factores como: la genética (raza y parentesco, así como la especie introducida), personalidad del gato y experiencias pasadas. Sin embargo, hay que admitir que a veces estos factores no predisponen a un individuo a coexistir en harmonía y de forma segura con los bebés y los niños pequeños. Algunos dueños toman, entonces,  la decisión de que no pueden responsabilizarse de mantener una mascota en particular cuando tienen niños y por este motivo deciden dar en adopción a su gato o incluso abandonarlo. Lamentablemente, la decisión de abandonar a un gato se toma muy a la ligera y no es extraño encontrar gatos abandonados por agresiones hacía los niños o el marcaje urinario  (el cual puede desencadenarse tras la llegada de un bebé).

Para dar el máximo de posibilidades a vuestra familia de vivir juntos, hay dos aspectos importantes a considerar: el ambiente y el gato.
           
Vuestro gato necesita tener su propia cama, bebedero y comedero, juguetes, arenero…Aunque esta claro que hay que colocarlos de forma conveniente para la familia humana también hay que buscar un lugar correcto para el gato. Así el arenero debe estar situado en un sitio tranquilo, privado, lejos de las zonas de tránsito y de la comida, como puede ser la cocina y el recibidor. El rascador debería estar cerca de una puerta con acceso al exterior o cerca de donde el gato ha elegido para marcar su territorio arañando. Si es posible, elija un sitio elevado para que el gato coma o descanse, a poder ser en una zona libre de bebés. De este modo el gato tendrá por lo menos la oportunidad de rehuir los intentos de aproximación de un bebé. Si la localización de la cama, arenero y otros requerimientos del gato están en una zona que resultará conflictiva cuando llegue el bebé, ahora es el momento de realizar los cambios. Es muy importante para los gatos, sobretodo si son viejos, que los cambios se produzcan de forma gradual. Recordad que la forma que tienen los gatos de  tratar con algo que no les gusta o asusta es esconderse, preferiblemente en un sitio alto, oscuro y retirado desde el cual haya una buena vista y así analizar la situación con seguridad. Estos santuarios felinos se pueden proporcionar fácilmente utilizando cajas de cartón puestas de lado, o bien camas “iglú”, encima de estanterías o muebles. Poned unos cuantos refugios en diversos sitios como los descritos añadiéndole  sus mantitas preferidas o premios gustosos para que se acostumbre a usarlos.

A menudo, la habitación que va ser usada por el bebé es una en la que el gato ha tenido, hasta el momento, libre acceso. Es aconsejable pues adelantarnos y restringir su acceso al gato a partir de ahora. Para evitar la “frustración de  barrera” aplicad en la puerta y su dintel feromonas o frotad “pañuelos faciales” (pañuelos previamente frotados por mentón y área supraorbital del gato). Esto nos ayudará a evitar reacciones adversas. Recordad que los gatos de interior se ven más afectados por los cambios en su ambiente que aquellos que pueden salir de casa.

El sistema olfativo felino es muy sensible y de hecho el olor es un sistema importante de comunicación en el gato doméstico. Por este motivo, cualquier alteración en el perfil olfatorio del territorio del gato puede tener un impacto importante y causar un malestar real de la mascota. Esto frecuentemente nos pasa desapercibido a los propietarios del gato y explica porqué el equipamiento del bebé debe ser adquirido con tiempo antes de la llegada del niño.  Así evitaremos que se vuelva el objetivo del marcaje (con arañazos u orina) del felino. Por este motivo también, vale la pena obtener de familiares y amigos tanta “infraestructura del bebé” como se pueda, esto proporcionará la posibilidad de que el gato no sólo se acostumbre al mueble en sí sino también a un montón de olores que los niños ya habrán dejado en estos muebles. Estos olores pueden ser mínimos para nosotros pero podría representar una situación todavía más estresante para el gato. Trayendo los objetos de forma gradual y controlada no sólo reduciremos sus posibles cualidades adversas sino que le daremos la oportunidad al felino de adaptarse de forma lenta y tranquila. Así mismo nos dará la oportunidad de crear un condicionamiento positivo por asociación, por ejemplo, ofreciéndole comida gustosa o promoviendo su juego favorito cerca de estos muebles a medida que los vayamos incorporando dentro de nuestra casa.

Vale la pena recordar una regla esencial que es que nunca se debe premiar o reforzar un comportamiento de ansiedad o miedo frente a situaciones de estrés, por ejemplo diciéndole que todo va bien. Esto sólo empeorará las cosas. Lo que si debemos hacer siempre es premiar a nuestro gato cuando muestre un comportamiento relajado frente al estrés mediante las alabanzas, las caricias o masajes, el juego o la comida.

El oído del gato, como su olfato, es mucho mejor que el nuestro. Por lo que es mejor empezar jugando inicialmente con grabaciones de niños llorando, gorgojeando o chillando a bajo volumen. Nuevamente recompensad el comportamiento que deseáis cuando este se produzca y sólo incrementad el volumen cuando vuestro gato indique que está listo para ello.

Será, por supuesto, de utilidad que programéis visitas de bebés y niños pequeños a vuestra casa, pero hacedlo con cuidado (sobre todo estos últimos). El gato puede encontrar la situación abrumadora si se encuentra enfrentado o perseguido por los niños. Los niños no deberán coger  al gato si no tienen la fuerza suficiente para ello y además para hacerlo de forma confortable para el gato. Se les enseñará como cogerlo con todo el peso con una mano por detrás de su culete. Nunca dejéis que los niños cojan o balanceen al gato por sus extremidades anteriores. Recordad también que hay niños tan concienzudos que, cuando se les pide que cojan al gato firmemente para que no se caiga, lo aprietan tanto, aunque con buenas intenciones, que lastiman al animal tanto como aquellos que son brutos y sin cuidado.

Es mejor como siempre interaccionar sin manos, jugando con varitas y palitos con hilos y juguetes colgando, pelotas o una linterna contra la pared, sentados tranquilamente cerca del gato, o tal vez acariciándolo suavemente o acicalándolo si es un gato al que esto último no le parece una invasión demasiado grande  de su espacio. De nuevo,  hacer lo más agradable posible estas experiencias reforzándolas con elogios o premios puede ayudaros a consolidar una asociación positiva entre el gato y la presencia de niños.                            

Nunca dejéis a nadie, incluyendo a los niños,  que jueguen con un gato o gatito directamente con sus dedos tanto de las manos como de los pies o cualquier otra parte del cuerpo humano. Esto puede llevarnos a sufrir lesiones con el tiempo, aunque sean de forma involuntaria, además de predisponer a problemas de agresión.

Si vuestra relación con vuestro gato ha sido muy íntima, puede ser muy difícil encontrar el tiempo para mantener el mismo grado de dedicación una vez el bebé llegue. Por ese motivo, sería más sensato para vuestro gato diluir la intensidad de la relación con anticipación. Avanzaos e instaurad un nuevo horario, estableciendo una rutina diferente para vuestro gato que pueda ser cumplida en el futuro. Introducid, como siempre, los cambios de forma gradual para minimizar el impacto sobre vuestra mascota. Si el gato se ha acostumbrado a no compartir vuestra atención durante mucho tiempo, id reduciendo el tiempo de dedicación a él en  cortos períodos y tan pronto como podáis antes de la llegada del bebé. Gradualmente iréis aumentando el tiempo de los períodos durante los cuales no estaréis con el gato, hasta llegar a un punto donde el gato ya se las arreglará  solo. Procurad momentos de juego estructurado o de acicalamiento para hacer más fácil la adaptación a vuestro nuevo horario y a las necesidades de vuestro gato, pero si parece excitado o estresado, no impongáis vuestras atenciones sobre él, pues puede ser que se ponga más nervioso e incluso podría llegar a atacaros.

Si el gato ha sufrido problemas de comportamiento previos, los cuales ya están en situación de resolverse, ahora es el momento de solucionarlos del todo o empeorarán con el trastorno de la llegada del bebé.

Cuando vuestro bebé llegue, intentar guardar algo de tiempo para el gato y seguid con sus/vuestras rutinas establecidas. Las rutinas y su predecibilidad son muy importantes para los felinos. Si simplemente estáis muy ocupados para arreglároslas con las demandas del bebé y del gato, considerar la posibilidad de invitar familiares o amigos que conozcan al gato para darle a este sus sesiones de juego o acicalamiento.

Si vuestro gato intenta huir del bebé nunca intentéis impedírselo. Desaparecer es una reacción felina natural a cualquier cosa extraña. Si intentáis agarrarlo, esto causará en él un estrés y un miedo que puede desencadenar una agresión, sobretodo si cree que está atrapado y ha perdido el control de la situación.

Esto es especialmente importante cuando llevéis vuestro primer bebé a casa. Si habéis seguido estas instrucciones, el gato reaccionará sin aversión al recién llegado. Pero instalar difusores de feromonas faciales en diversos sitios de la casa, particularmente en aquellas que estarán asociadas con el bebé, puede ayudaros a dar le un punto de confianza extra. También podréis ganároslo ofreciéndole su comida preferida a la cual normalmente no tiene acceso.

A algunos gatos les preocupan  los niños cuando estos empiezan a moverse más que cuando son bebés en la cuna. Un niño que gatea puede sorprender al gato y sus gritos y chillidos pueden ser aterradores para este. Proporcionar al gato lugares donde retirarse es incluso más importante que antes.

Finalmente, los niños nunca deben ser criados, incluso inadvertidamente, para ver a las mascotas como juguetes. Desde muy pequeños deben ser educados en el respeto hacia el gato, a aproximarse y mantenerle de forma apropiada. Esto hará que obtengáis, vosotros y vuestros hijos, los máximos beneficios de crecer en una familia con una mascota equilibrada.

                                                                            

 

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