Comportamiento del gato mayor

 
 

La especialista en comportamiento Vicky Halls nos cuenta los secretos de los gatos mayores ¡y cómo consiguen organizar la vida a sus propietarios!

Los gatos del Reino Unido viven más años, están mejor alimentados y tienen unos cuidados veterinarios de mayor calidad que nunca. Entendemos los requerimientos específicos de los cambios en su fisiología a medida que envejecen pero ¿entendemos los aumentos de sus necesidades emocionales o de comportamiento? ¿Realmente los gatos cambian tanto  con la edad?

Para poder contestar a esta pregunta, examinemos los resultados de una encuesta realizada en 1995 a  1.236 propietarios de gatos de más de 12 años en el Reino Unido. Es la primera vez que estos datos se publican, ya que originalmente se recopilaron con la intención de generar interés en los gatos mayores y promover un cuidado especial para ellos. Se trata de un cuestionario muy subjetivo, así que su valor es anecdótico, más que científico. Ciertamente aparecieron algunos cambios de comportamiento frecuentes, muchos de ellos asociados muy posiblemente a un deterioro en su fisiología o a enfermedades relacionadas con la edad. Pero la información verdaderamente interesante que apareció, y que resulta difícil de explicar, es la relativa a los cambios que aparecen en las relaciones entre el gato y sus propietarios y también con otros animales de la casa. Recibimos cientos de cartas junto a las encuestas cumplimentadas, y estas nos mostraron una visión fascinante de los lazos que unen a gatos y humanos.

Demografía
Se realizaron encuestas a 1.236 propietarios de gatos. De estos, un 5% era menor de 12 años, un 53% tenía entre 12 y 15 años, un 36% entre 16 y 19 años y  finalmente un 6% tenia más de 20 años. Un 45% eran machos castrados frente a un 55% de hembras esterilizadas. Menos de un 1%  eran gatos enteros.

El gato más viejo de la encuesta fue Stevie, de 26 años de edad. Sus propietarios lo tenían desde que era un gatito, así que su edad posiblemente sea exacta; muchos gatos habían sido adoptados de adultos, dificultando determinar su edad con exactitud. Un 68% de los gatos habían sido adquiridos como gatitos, y un 32% adoptado ya adultos.

Un 72% de los  gatos eran de raza común europeo de pelo corto, y un 2% de pelo largo. Las razas más populares fueron la Burmés y Siamés, con un 6% y 7% respectivamente. El 6% restante consistió en una mezcla de otras razas.

Alimentación
La nutrición fue la primera categoría sobre la que se pedía información a los propietarios. Un 64% de los gatos mantenía el mismo apetito, mientras que en el 20% había aumentado y en un 24% disminuido. Se producen varios cambios fisiológicos a medida que los gatos envejecen que son responsables del aumento o disminución del apetito. La ingesta de comida se ve disminuida por la pérdida de capacidad olfatoria,  agudeza visual y del sentido del gusto ya que estos sentidos juegan un papel fundamental en la estimulación del apetito. Los problemas dentales también deben ser considerados en los gatos mayores; la enfermedad dental afecta de un modo u otro al 85% de los gatos de todas las edades, y puede afectar al apetito de forma importante si permanece sin resolver durante un periodo largo de tiempo. La reducción en la actividad física y metabólica conlleva que el gato mayor necesite menores cantidades de comida; además en muchos casos es necesario reducir su ingesta calórica para prevenir la obesidad. Otras enfermedades como el hipertiroidismo pueden aumentar el apetito, pero en general parece ser que la mayoría de gatos mantienen el mismo apetito a lo largo de su vida salvo que aparezca alguna enfermedad.

Casi la mitad de los propietarios admitía en la encuesta que sus gatos les habían “entrenado” para darles de comer cuando lo pedían. Solamente un 1%  alimentaba a sus gatos 1 vez al día, un 26% 2 veces al día y un 24% 3 veces al día. Si se les deja comer a su ritmo, los gatos eligen comer varias veces al día poca cantidad, e incluso aquellos alimentados 2 veces al día (o una o tres) vuelven al plato en repetidas ocasiones durante el día. El momento de dar la comida es una oportunidad para la interacción cariñosa entre  gato y propietario. Además, existe la sensación innata de que un buen apetito es  señal de buena salud y  de que alimentando a nuestro gato le expresamos cariño. Esto fue muy evidente en las cartas recibidas que acompañaban los cuestionarios.

Los cuestionarios mostraron división al 50% respecto a la pregunta ¿es su gato más exigente con la comida a medida que va envejeciendo? Muchos gatos desarrollan apetitos caprichosos después de que les haya sido ofrecida una gran variedad de alimentos, cada uno más apetitoso que el anterior. A menudo una disminución leve y temporal del apetito es suficiente para que el dueño les ofrezca comida todavía más sabrosa. Esto parece convertirse en un comportamiento manipulador y oportunista que aprenden todos los gatos, no sólo los mayores. Los propietarios a menudo ofrecen la misma comida que ellos consumen y, aunque no todos los pedacitos de comida son sabrosos, son lo suficientemente novedosos como para merecer ser investigados. Tener un  gato que disfruta comiendo la misma comida que nosotros parece tener un efecto reconfortante sobre el propietario y crea un lazo entre este y su gato todavía más estrecho. Además, la mayoría de gente percibe la comida como uno de los pocos placeres que les quedan a los gatos viejos. Todo esto explica cómo un gato mayor puede convertirse en “exigente” a la hora de comer. Al fin y al cabo,  comer latitas es poco apetecible cuando hay salmón ahumado en la nevera. No obstante, si un gato pierde el apetito en la fase terminal de una enfermedad crónica, o sencillamente debido a la debilidad asociada a la edad avanzada, es posible darles una calidad de vida aceptable ofreciéndoles bocados apetitosos.

Más de la mitad de los propietarios observó que su gato consumía más agua, un 36% que su gato bebía igual y un 13% respondió que este no bebía en absoluto. Es difícil extraer conclusiones de estos resultados debido a que muchos gatos beben fuera de casa y a la mayoría no les gusta el sabor del agua del grifo. Además, no se estableció una correlación entre aquellos gatos con dieta seca o húmeda frente a su consumo de agua.

LOS 10 LUGARES FAVORITOS PARA DORMIR

  1. La cama del propietario (45%)
  2. Butaca (26%)
  3. Tumbados al sol en el jardín en verano (11%)
  4. Cerca del radiador o en una hamaca que cuelgue del mismo
  5. Iglú/cama para gatos/cesta
  6. Armario del calentador
  7. Regazo del propietario
  8. Invernadero/balcón cerrado con cristales
  9. Cualquier lugar soleado del interior
  10. Cerca de la caldera de la calefacción

Sueño
El pasatiempo favorito del gato mayor es dormir. Esto incluye desde dormir profundamente, a pequeñas siestas o descansar con los ojos cerrados. El 40% de los gatos pasaban más del 75% del tiempo durmiendo. La mayoría de estos gatos estaban en los grupos de 16 a 19 años o mayores de 20 años, por lo que este cambio se encuentra dentro de lo esperado por el mismo proceso de envejecimiento y la consiguiente  disminución del metabolismo. La mayoría (57%) pasaba entre 12 y 18 horas durmiendo y solamente un 3% de los encuestados dormía menos de 12 horas diarias. La mayoría de propietarios había notado que su gato dormía más a medida que envejecía. Estos gatos salen menos fuera, pasan menos tiempo explorando y en general hacen menos cosas; esto les permite llenar estos espacios de tiempo en que no hacen nada durmiendo o descansando.


El 78% de los propietarios respondió que su gato tenía un lugar favorito para dormir y  no fue una sorpresa descubrir que en la mayoría de ocasiones este lugar favorito se encontraba cerca de una fuente de calor. A medida que envejecen, los gatos pierden la capacidad para regular su temperatura corporal, lo que les hace tener una predisposición a padecer hipotermia y a sentir más el frío en general. Es más probable además que busquen lugares blandos, ya que la pérdida de peso asociada a la edad hace que presenten más prominencias óseas que pueden resultar dolorosas si son presionadas contra una superficie dura durante cualquier periodo de tiempo.


Territorialidad/actividades en el exterior
Tan solo un 4% de los gatos encuestados había pasado su vida exclusivamente en el interior. Del resto, el 55% pasaba menos tiempo fuera de lo que solían hacerlo cuando eran jóvenes mientras que el 39 % salía igual, aunque estos últimos se encontraban mayormente en el grupo de 12-15 años; los gatos mayores de 16 años encontraban la comodidad del hogar más atractiva. Un 6% salía más a menudo que antes: estos solían ser gatos provenientes de hogares con múltiples gatos que al envejecer se  habían vuelto menos sociables y más distantes con el resto de gatos de la casa. El tiempo pasado en los años jóvenes  fuera, en la lluvia y el frío, cazando y patrullando el territorio, está destinado a verse disminuido  en la edad avanzada si se les da la oportunidad, debido a un declive en su capacidad de termorregulación y movilidad. El hábito de cazar se verá afectado inevitablemente, ya que el sentido auditivo y  el olfatorio van disminuyendo y las articulaciones afectadas por la artrosis son menos eficientes para terminar una secuencia de caza con éxito. De los encuestados, un tercio mantenía sus hábitos de caza, una quinta parte nunca había cazado y la mitad había dejado de cazar completamente.
Los dueños respondieron que aproximadamente un tercio de los gatos mostraban la misma agresividad que cuando eran jóvenes para defender su territorio frente a extraños, mientras que otro tercio era más tolerante, incorporando el lema “vive y deja vivir” a su modo de vida. Del resto de gatos, algunos nunca habían luchado (17%)  y los demás  elegían huir, ignoraban al extraño o preferían observar desde la seguridad de un cristal (20%). Los gatos que continuaban siendo agresivos probablemente mantenían sus viejos hábitos, pues es difícil que pierdan una y otra vez las peleas haciéndoles evitar enfrentamientos futuros. Probablemente los gatos que les retaban no escapaban tras la escalada de gritos, sino que optaban por el enfrentamiento. ¿?
Los gatos que continuaban siendo agresivos probablemente mantenían sus antiguas costumbres; lo más probable es que haga tiempo que no hayan tenido que enfrentarse realmente a sus rivales y sigan creyéndose capaces de defender su territorio.


Compañeros felinos
La siguiente sección se refiere exclusivamente a los gatos que vivían en hogares con múltiples gatos, casi el 60% de los encuestados. Sólo algo más de la mitad, al llegar a la edad geriátrica, mantuvo una relación sin cambios con los demás gatos. Los gatos cambian a medida que envejecen; algunos se vuelven mimosos, otros gruñones, algunos buscan activamente la compañía de otros gatos. Los que se habían  vuelto menos tolerantes y más distantes vivían en hogares con gatitos o gatos jóvenes. El juego y  movimiento constantes no ayudan a un gato viejo que solamente quiere disfrutar de un sueño tranquilo sin interrupciones. La idea de que un gatito devolverá a un gato mayor sus años jóvenes no siempre es cierta.

La gran mayoría de las cartas recibidas tenía que ver con la reacción del gato mayor frente a la muerte de un compañero. Casi la mitad de los gatos encuestados había sobrevivido a su compañero y  aproximadamente un 60% de ellos había manifestado alguna reacción visible frente a la pérdida. Las razas Siamés, Burmés y Birmano estaban especialmente representadas en esta sección. La mayoría de reacciones descritas consistían en llamar y buscar al compañero. Algunos propietarios comentaban que su gato se había vuelto más cariñoso y  demandaba más atención. Otros incluso comentaban que su gato había mejorado su carácter visiblemente e incluso parecía más contento desde la desaparición del compañero.

Este tema parecía preocupar especialmente  a los propietarios encuestados. Es interesante la gran cantidad de gatos que mejoraron tremendamente al introducir un gatito nuevo en el hogar. No me parece que este comportamiento esté especialmente relacionado con la edad avanzada. También ha sido descrito en gatos jóvenes. Lo relevante de la edad avanzada es que los compañeros a menudo han estado juntos durante mucho tiempo y el deseo de mantener una rutina sin cambios parece estar aumentado al envejecer. La pérdida de un amigo de muchos años crea una profunda diferencia en el ambiente del hogar: humanos en proceso de duelo, cambios en la rutina y la ausencia de una parte de la unidad familiar probablemente causa las llamadas angustiosas y el intento de devolver las cosas a la normalidad. La llegada de un gatito es muchas veces el desencadenante que hace cesar el resquemor en el comportamiento, al distraer  la mente con una nueva compañía.

También encontramos la otra cara de la moneda: gatos que parecen “florecer” con la desaparición del compañero. Parece ser que la opresión pasiva entre gatos sólo se vuelve evidente cuando el miembro asertivo desaparece. El superviviente puede desarrollar una manera de ser más confiada y sociable. Empieza a dormir en los lugares favoritos del compañero que ya no está. Algunos propietarios lo interpretan como una señal de respeto, pero ¡probablemente signifique una reclamación simbólica de su nuevo rango como “gato jefe”!  

Los Orientales, Siameses y Burmeses son especialmente devotos y cariñosos hacia sus propietarios;  a menudo se muestran muy sensibles ante los cambios y estados de ánimo. Es comprensible que se vean muy afectados al perder un compañero si mantienen el mismo tipo de lazo que con su propietario. Lo que es más discutible es que se trate de un proceso de duelo tal y como nosotros lo entendemos. En términos etológicos, ¿es posible que estemos ante una respuesta frente a la desaparición brusca de una relación adictiva?  Cuando perdemos una mascota querida, nos ayuda a afrontar mejor nuestra pena si sentimos que el gato que ha sobrevivido siente empatía con nuestra tristeza.

Relación gato/propietario
Casi sin excepción, los gatos mayores se vuelcan en nosotros buscando afecto y atención al envejecer. Más del 80% de los propietarios encuestados respondió que su gato viejecito se había vuelto más sociable/cariñoso o demandaba más atención, o ambas cosas. Sólo un 2%  se volvió menos sociable, mientras que el 17% restante respondió que su gato continuaba siendo igual de cariñoso o independiente, y que realmente no había cambiado en absoluto. Un número importante  de propietarios había observado un cambio tremendo en su gato tras un periodo de enfermedad: éste se había vuelto un gato mucho más cariñoso y dependiente.  La vocalización parece jugar un papel importante en el periodo de envejecimiento. Dos tercios de los gatos usan más sonidos para obtener comida y atención. A medida que los gatos envejecen, sus propietarios entran más y más en sintonía con sus necesidades y los gatos muy pronto aprenden a jugar con esto. No es inusual que usen una gran variedad de sonidos si con ello se obtiene atención, cariño o comida. Solamente un 4% de los encuestados respondió que su gato vocalizaba menos. El tercio restante respondió que su gato vocalizaba igual.


Un 28 % de los propietarios respondió que su gato vocalizaba más por la noche, y que esta vocalización sólo cesaba al recibir atención y ser reconfortados por el propietario. De estos 346 gatos, aproximadamente la mitad había empezado el comportamiento entre los 10 y 15 años. A medida que disminuye  la habilidad del gato para defenderse, va desarrollando una mayor dependencia del propietario para sentirse seguro. Es posible que estos gatos, al haber recibido una atención adicional durante el día, sientan la necesidad de ser reconfortados durante la noche, cuando el propietario no está cerca.  Al haber conseguido en repetidas ocasiones obtener con éxito una respuesta de sus propietarios (pues es un maullido angustioso difícil de ignorar), continúan realizando el ritual como un comportamiento aprendido. Varios propietarios explicaban que la vocalización había cesado al dejar dormir al gato en el dormitorio. No obstante, a menudo el gato salta de la cama y baja al piso inferior para continuar el comportamiento. La sordera parece jugar un papel en lo seco y elevado del tono. Es posible que la hipoxia cerebral crónica (déficit de aporte de oxígeno al cerebro) pueda causar síntomas de senilidad y problemas de memoria a corto plazo; esto causa confusión generalizada al llegar la noche. La disfunción cognitiva también puede causar alteraciones en los ciclos de sueño/vigilia. Esto hace que algunos gatos tengan mayor probabilidad de permanecer despiertos por la noche. También es posible que la hipertensión (presión arterial elevada) cause malestar general, dolor de cabeza y desorientación; esto resulta en una  reacción de intranquilidad. La vocalización nocturna es un de los cambios de comportamiento descritos con frecuencia en gatos que padecen hipertiroidismo. Esta es una enfermedad frecuente en el gato mayor; un tumor de la glándula tiroides ocasiona alteraciones metabólicas que incluyen incremento en la frecuencia cardiaca y  respiratoria, aumento del apetito y pérdida de peso.

Juego
Se pueden observar otros cambios en las interacciones entre el propietario y el gato mayor. El instinto de juego permanece en algunos gatos, pero en la mayoría de los casos ha de ser el dueño el que instigue al gato a jugar. El deterioro general de las articulaciones y de la agilidad mental hace menos posibles los movimientos y giros rápidos. Solamente un 10 % de los propietarios respondió que su gato jugaba regularmente, casi la mitad jugaba ocasionalmente y un 15% respondió que su gato había cesado de jugar completamente. El resto de propietarios nunca había jugado con sus gatos. Al llegar a sus años mayores los gatos deberían ser animados a jugar, pues les da estímulo y ejercicio. Puede que los juegos no sean tan agitados como cuando eran jóvenes, pero benefician igualmente a dueño y gato.

Acicalamiento
El acicalamiento se ve afectado por el envejecimiento, pues la rigidez hace que el gato no tenga la flexibilidad suficiente para realizarlo concienzudamente. La frecuencia puede que no cambie hasta llegar a una edad muy avanzada, pero casi con total seguridad hay zonas que no son alcanzadas. Tres cuartas partes de los gatos continuaba acicalándose con regularidad, el 22% lo hacía ocasionalmente y el 2% había dejado de hacerlo completamente. Este último grupo también tenía accidentes con la bandeja de arena y alguna enfermedad crónica, lo que confirma que gatos muy viejos o muy enfermos no se acicalan. La mayoría de gatos mayores se benefician enormemente de ser peinados y acicalados por el propietario, pero hay que tener cuidado con las prominencias óseas dolorosas y en no causar daño al usar un peine demasiado duro.

Uso de la bandeja de arena
Casi la mitad de los propietarios proporciona a su gato mayor una bandeja de arena; el resto continúa prefiriendo salir fuera. Un 29% de los gatos comenzó a tener “accidentes” en la bandeja de arena al envejecer. Bastantes propietarios relacionaban estos accidentes con enfermedades como cistitis, episodios de diarrea e incluso la aparición de incontinencia en gatos de edad muy avanzada. Muchos gatos mayores comienzan a tener “accidentes” dentro de casa, a menudo debido a que se muestran más reacios a salir al exterior para orinar o defecar. Esto es debido a la presencia de gatos agresivos o a un aumento de su sensibilidad frente a condiciones climáticas adversas. Al proporcionarles una bandeja en el interior, el problema se resuelve siempre.

Senilidad
Muchos propietarios relatan cambios de carácter y comportamientos inusuales que ellos han interpretado, probablemente de forma correcta, como senilidad. Una expresión ausente, perderse en un entorno conocido, maullidos constantes, falta de acicalamiento, deambular por la casa, uso inapropiado de la bandeja de arena, todo ello sin una causa aparente. Existen similitudes inquietantes entre los síntomas mostrados por los gatos muy mayores y los pacientes humanos con demencia senil.

Enfermedades asociadas a la edad
Tal y como explicábamos antes, la presencia de enfermedad crónica es un factor que puede afectar el comportamiento en gatos de edad avanzada: por ejemplo, los problemas renales harán que el gato beba más, la sordera hará que maúlle más y que no nos responda al ser llamado. Un 38% de los gatos encuestados sufría alguna enfermedad crónica o terminal.  Las más frecuentes (de acuerdo con los comentarios de los propietarios, y no por información de origen veterinario), en orden descendente fueron:

Artrosis
Enfermedad renal crónica
Sordera
Ceguera
Hipertiroidismo
Bronquitis
Problemas dentales

Consejos para los propietarios
En vista de los resultados de esta encuesta, es posible dar algunos consejos generales a los propietarios de gatos de edad avanzada, especialmente enfocados a aspectos del comportamiento:

  • Proporcione varios lugares cálidos, blanditos y tranquilos donde su gato pueda pasar una parte significativa del día descansando. Si se encuentran en lugares elevados, deberá ofrecerle escalones para facilitar la subida a sus articulaciones con artrosis.
  • Estimule la agilidad mental del gato geriátrico con juegos tranquilos.
  • Acicale regularmente a su gato mayor usando cepillos y peines suaves, especialmente alrededor de la base de la cola y otras regiones que ya no sean accesibles para el gato. Intente evitar las zonas con prominencias óseas. 
  • Medite cuidadosamente cualquier nueva adición animal al hogar. Si un gato mayor muestra  signos de ansiedad, o se siente solo, tras la muerte de un compañero, espere un periodo de tiempo razonable antes de considerar la adquisición de un nuevo gato. Es posible que se trate de ansiedad debida  a los cambios en la rutina y no a una verdadera sensación de soledad.
  • El mantenimiento de la rutina es extremadamente importante, especialmente en aquellos periodos de tiempo en que la familia está lejos del hogar. Es mejor contar con amigos o cuidadores profesionales que puedan atender al gato mayor en su propio hogar para evitar el estrés asociado a un cambio de entorno, a no ser que el gato siempre haya estado acostumbrado a visitar guarderías regularmente.
  • Considere proporcionar bandejas de arena en el interior del hogar, especialmente si le parece que su gato puede estar siendo acosado por otros gatos o si se muestra reticente  a salir fuera cuando hay mal tiempo.
  • Para los gatos muy mayores, cuyo mundo parece volverse más y más pequeño a medida que envejecen, proporcióneles cama, comida y bandeja de arena a distancias razonables de modo que sean fácilmente accesibles (probablemente sea la única excepción a la regla de mantener bandeja y comida lo más separadas posible)
  • Busque el consejo de su veterinario ante episodios de maullidos nocturnos en tono elevado.

Obviamente existen otras muchas consideraciones que dependerán del gato individual. Su veterinario o el especialista en comportamiento podrán aconsejarle.

Conclusión
Como podrán ver, existe una gran variedad de respuestas del gato frente al envejecimiento debido a causas genéticas, dietéticas y de muchos otros tipos. Algunos gatos de 10 años parecen más viejos que otros de 20. La única conclusión a la que podemos llegar es que cada gato es un individuo con características específicas, que no cambian con la edad. La mayoría de patrones de comportamiento del gato mayor tienen sus raíces en cambios fisiológicos y en general en el proceso de envejecimiento. Los otros tienen que ver con la increíble habilidad que tienen los gatos para “adiestrar” a los seres humanos.

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